Hay cosas que no puedo recordar,
y no se han borrado
siguen, giran, dan saltos, gritan...
me dicen que debo aprender a callar.
A veces siento que puedo ver el silencio
se pone de pie y me besa la frente,
pudiera confundirlo con un buen amigo
hasta que apunta con su bastón la copa de vino.
Sigo, así de sencillo
sigo
hasta el preciso momento en que no de un paso
o al menos no los oiga en mi andar raudo-preciso.
Quiero verles
observarles mas allá de lo propio;
como un puto reloj
que gira y gira sin preocuparle individualidad más allá de la propia,
pero al fin... abran esos ojos dormidos por una vez.
Y ya creo que con esto nos basta, no?
basta de superfluos andares
me da asco ver sus caras de imitadores,
y me despido, así de simple y sencillo.
Adiós hastíos!.
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